Qué es el CO2

En el contexto de cambio climático, energía, atmósfera, etc. cuando se dice «carbono», en general se está hablando de dióxido de carbono (CO2), un compuesto químico, gaseoso a temperatura ambiente; mientras que en otros contextos (biología, química orgánica), cuando se dice «carbono«, se alude a un elemento químico, el sexto de la tabla periódica, de símbolo C, y con propiedades totalmente distintas a las del CO2.

El dióxido de carbono es uno de los gases más contaminantes a nivel medioambiental que existen. Actualmente, una gran parte de las actividades humanas emiten elevadas cantidades de dióxido de carbono y con el cada vez mayor desarrollo económico y social, está cifra irá en aumento. El exceso de este gas es el principal causante del calentamiento de la atmósfera por el efecto invernadero. Por eso, es necesario tomar medidas globales para luchar contra estas emisiones.

Huella de Carbono

Es un indicador de sostenibilidad que mide la incidencia de una actividad, producto, evento u organismo sobre el cambio climático a lo largo de su ciclo de vida. Es un método útil para cuantificar, reducir y neutralizar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y contribuir a mitigar el Cambio Climático.

La huella de carbono es una medida del impacto que provocan las actividades del ser humano en el medio ambiente. Se determina según la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero producidos y se mide en unidades de dióxido de carbono.

La aproximación más común para calcular las emisiones de GEI es mediante la aplicación de factores de emisión normalizados. La huella de carbono se mide en toneladas de CO2 equivalente (tCO2e), y se calcula multiplicando los datos de las actividades (cantidad) por factores de emisión.

Los créditos de carbono son un instrumento económico contemplado en el Protocolo de Kioto.

Cada crédito equivale a una tonelada de dióxido de carbono que ha sido dejada de emitir a la atmósfera. Se usan para hacer más fácil el cálculo de la cantidad de gases que se liberan en el aire y compensar su emisión para reducir el calentamiento global y sus efectos. 

 

Al comprar bonos de carbono, las empresas no se sienten obligadas a reducir las emisiones. Se limitan a contrarrestar la cantidad de emisiones totales que pueden ser liberadas por una empresa o negocio. Si hay un superávit en la cantidad de gases que se emiten, hay un valor monetario asignado a ese superávit y puede ser objeto de comercio, fundamentalmente para proyectos que compensen la contaminación, es decir, que renueven el dióxido que se ha emitido a la atmósfera, como pueden ser proyectos de reforestación (habitualmente en países pobres o en vías de desarrollo).